Publicado en La Voz del Interior 1

Cuando la mamá de M. descubrió que estaba embarazada su mundo tambaleó: era “beneficiaria” del Plan de Federalización de Limpieza de la provincia y ya le habían dicho que si quedaba embarazada perdía el puesto. Con esa angustia fue al hospital y, ante sus dudas, quien la atendió le propuso “tomar unas pastillas para solucionar el problema”. M. no llegó a nacer.

C. se había desarrollado bien en la panza de su mamá. Antes de completar las 38 semanas, algo la impulsó a querer nacer. Su mamá llegó al hospital a las 3:30 de la madrugada, a pesar de sus insistentes avisos de que C. pujaba por salir, recién a las 7 de la mañana le hicieron un monitoreo de latidos fetales y descubrieron que casi no existían. Cesárea de urgencia: el corazón de C. no aguantó y nació sin vida.

F. era muy esperado. El día del parto llegaron juntos su papá y su mamá, no dejaron que el papá permaneciera esas horas en la sala. Fue largo, pero F. nació con buen peso y sin complicaciones de salud. A las 12 hs. estaba muerto “por muerte súbita”, como 5 bebés más a lo largo de 4 meses…

La mamá de J. tenía que volver al hospital a que le quitaran los puntos de la cesárea. Hacía mucho frío cuando salió de su casa a las 4 de la mañana para conseguir que la atendieran ese día y no tener que volver, no tenia con quien dejarla, además tomaba el pecho. Esa noche J. empezó con fiebre: a la semana había muerto por una pulmonía.

N. nació y creció en un hogar con muchas carencias. El alcohol y la droga se usaban para taparlas u olvidarlas. A los 8 años comenzó a fumar un porro. A los 10 lo internaron por intoxicación severa. Sobrevivió, con secuelas neurológicas.

A B. la Senaf la retiró de su familia porque ambas padres eran adictos. Vivió un tiempo con una abuela, pero el tío se emborrachaba y le pegaba. La Senaf la llevó a una residencia, bajo su control. A los dos años sufrió abuso sexual agravado.

Ser concebido y nacer. Nacer y poder sobrevivir. Sobrevivir y llegar a desarrollarse. Difíciles objetivos de quienes nacen en el seno de familias que dependen de la salud pública para lograrlos. Difíciles, también para quienes el estado “toma bajo su protección”.

¿No será la hora de cambiar las miradas y las prioridades?

Ver Nota Original: https://www.lavoz.com.ar/opinion/nacer-y-sobrevivir-en-cordoba/